Quinta etapa: "no importa que llueva"

Preguntaréis que porque este título inentendible verdad, bien, pues viene a ser por 3 cosas:

• La primera, porque viene a ser el título de una canción reciente que cantó un cliente peculiar mío en Trazos con su atarnasolada voz cierto día con lo que a mí persona se le quedó marcado de por vida.
• La segunda porque viene a ser en consecuencia nuestra banda sonora de esta aventura en consecuencia.
• Y la tercera y por último y así sigo con la historia, porque hoy nos hemos pegado un etapón de 31 kms (que yo creo que me han engañado y han sido más) con una caló de aupa, comparable con Arizona, que de Afganistán está a 3 años de aquí....

Voy a hablar de mí porque mis compañeros por mucho que digan que acaban las etapas que si con dolor aquí, acá, tal, pascual, yo les veo enteros completamente y con una fortaleza mental que ni el Rafa Nadal tú....(esto último lo he dicho así porque con los españoles que solemos compartir más charla son catalanes).

Pero bueno ya que en estos precisos instantes me ha dado la vena de hablar de mis compañeros, voy a hablar un poco más de ellos antes de hablar de mí.

Empezando por Daniel De la Rosa, que es claramente el hombre vitalicio, todas las putas etapas llega el primero al pueblo marcado por la ruta con un ritmo que nos pone imperial y además llega como que está paseando de la Antigüa al Botijo, sin gestos de cansancio y fatiga. Para terninar con él, nada más comer se quiere ir a la piscina local respectiva, he aquí el nuevo mote que le pongo: "Pepito Piscinas".

Continúo con David Jurado que tampoco pone caras de cansancio y fatiga y con sus dos palos de esquiador andante parece Johann Müelegg añadiendo además unas gafas de matón preciso tipo Jeremy Irons en Jungla de Cristal 3.

Y finalizo con Manu (MANUEEEL) que era la sombra en las etapas de Dani gracias a que la fruta le concedía poderes SuperSayan hasta que llegó su hora (gran película de Charles Bronson y Henry Fonda), las ampollas en está última etapa han acabado con él hasta el punto de perder sus poderes SuperSayan.

Ahora hablaré de mi etapa personal, al principio como en todas las etapas que no ha salido el sol siempre me veo con fuerzas, pero en esta última me sentía con tantas fuerzas que hasta saliendo un sol tempranero me encontraba bien, tan bien que hasta había tramos que me los hacía corriendo y haciendo el tonto, hasta que ese sol tempranero pasó a ser de justicia sobre las 11 y pico y me pegó la pajara....

Paramos a repostar a base de cebaza en vaso de circunferencias desiguales, pero esa cerveza me sentó mal como se demuestra en una de las fotos, mis compañeros no daban crédito, no a mi estado sino a que me haya sentado mal la cerveza, así que continuamos, yo como pude, les dije a mis compañeros que se fueran sin mí, porque era imposible seguirles el ritmo.

Más adelante ya cuando caminaba sólo, me iban a adelantar los hermanos catalanes, uno de ellos quería andar más rápido y el otro más lento, así que le dije al que quería ir rápido: "pilla a mis compañeros y tú hermano y yo vamos a nuestro ritmo". Y así todos contentos y para mí fué salvador porque nos marcamos un ritmo al que pudimos llegar a los demás caminantes justo antes de encarar las subidas mas espectacules del recorrido, al verlas me dije: "no hay dolor" "sin riesgo no hay gloria".

Adivinad lo que hice...............me las hice corriendo ante la perpejlidad del resto y me puse en cabeza del pelotón al llegar a la cima, mientras corría oí al hermano catalán que quería ir deprisa: "osti tú, qué se tomó el Raúl??". Y es que....obedecí al corazón más que a la cabeza, porque la ésta última me dijo: ANDE VAAAAS ???

Bueno, después de esta heroicidad afrontamos la parte final del recorrido hasta Viana, pueblo que se veía de lejos pero sentías que no llegabas y se nos hizo eterno, denominado por parte de mi compañera de expedición Silvia como: "2 últimos kilómetros interminables y aterradores". 

Pero al fin llegamos.

Una vez llegados a Viana nos alojamos en un albergue en el que para completar nuestro esqueleto inestable nos tocó el último piso sin ascensor.

Una vez dejado nuestros despojos respectivos y con un hambre de la ostia nos dirigimos a comer rápidamente, yo me pedí de primero ensalada, bien, aceptable, y de segundo 3 pechugillas de pollo pequeñas y más secas que la mojama y 12 patatas congeladas, sí, las conté, así que la dije a la camarera que me pusiera otro segundo plato y así llené el buche.

Mientras comíamos charlamos con unos hombres locales y otro de Bilbao que resultó que habían hecho la mili en Burgos y habían acampado en tierras donde ahora soy General. Gamonal.

Para finalizar este abundante comentario hemos visitado la tumba de César Borgia (que le atravesaron una lanza aquí en Viana) y una fuente hecha en 1889 que aún se conserva y de la que pegué un buen lingotazo como se aprecia en una de las fotos.

Fin de la cita, dejo postdata y reflexión.

Postdata: las palabras malsonantes son muletillas que siempre he utilizado a lo largo de mi vida y se me ha autorizado ponerlas.

Reflexión, en estos más que precisos instantes: "lo más importante de mi vida es mi vida".